En ocasiones, este proceso de lectura y escritura
no se desarrolla como debería, lo que podría deberse a diferentes causas, como
factores ambientales, metodología de enseñanza inadecuada y problemas de lenguaje o
de habla, entre otros.
La adquisición de la lectura requiere
de un aprendizaje que pasa por una serie de etapas:
1. Logográfica: el niño en
este periodo el niño es capaz de reconocer escrituras conocidas de forma
global, es decir, logos. Ejemplo: Sabe reconocer el logo de ciertas
marcas.
2. Alfabética: durante esta
etapa el niño comienza a comprender el principio alfabético y a asociar el
grafema con el fonema correspondiente. Este estadio se conoce como la etapa de
codificación fonológica, en la cual el niño lee por fonemas o sílabas.
3. Ortográfica: en esta fase, el
niño es capaz de reconocer patrones ortográficos necesarios para llegar a
adquirir una lectura fluida. El niño empieza a reconocer grupos de letras
y palabras con solo un golpe de vista.
Algunos autores añaden una
cuarta etapa, que sería la siguiente:
4. Fluida-expresiva: en este
momento, el niño es capaz de leer un texto, atendiendo a la puntuación,
expresión y contexto.
Problemas durante
el aprendizaje de la lectura
Retraso lector: se puede
definir como un desfase en el desarrollo en la adquisición de la lectura y la
escritura que aparece generalmente en niños entre 6 y 8 años sin que presenten
ningún tipo de patología. Se manifiesta como una demora en la adquisición de
habilidades y aptitudes necesarias para leer y escribir.
Dislexia: supone
dificultades a la hora de aprender a leer por los métodos convencionales de
instrucción, a pesar de que el niño presenta un nivel de inteligencia normal y
adecuadas condiciones socio-culturales.
Disortografía: es
el conjunto de errores de escritura que afectan a la palabra y no
a su trazado o grafía.
Disgrafía: es
un trastorno de tipo funcional que afecta a la escritura en lo relativo al
trazado o la grafía.
¿Cómo detectar un retraso en la lectura en los
niños?
Para poder diagnosticar estos
aspectos, debemos atender a una serie de factores: ausencia
de problemas de visión y de audición, ausencia de problemas físicos
que puedan repercutir en la lectura, ausencia de desórdenes emocionales o
neurológicos y cociente intelectual normal.
Para considerar que puede existir una
afectación en este aspecto debemos encontrar: deterioro en la lectura y
rendimiento en este aspecto significativamente inferior al esperado en relación
a sus características personales y escolares.